El Peronismo en Argentina



Juan Domingo Perón

Político argentino (1895-1974), fundador del peronismo (movimiento político actualmente aglutinado en el Partido Justicialista), presidente de la República (1946-1952; 1952-1955; 1973-1974) y una de las figuras latinoamericanas más destacadas del siglo XX, que llevó a cabo importantes cambios en la política de Argentina.


Nació en Lobos (provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895, y estudió en el Colegio Militar (1911-1913) y en la Escuela Superior de Guerra(1926-1929). En 1930 participó en un levantamiento militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, y fue nombrado secretario privado del ministro de la Guerra (1930-1935). Más tarde impartió clases en la Escuela Superior de Guerra, pasó un año en Chile como agregado militar, publicó cinco libros sobre historia militar y viajó a Italia para estudiar métodos militares alpinos. A su regreso a Argentina en 1941, Perón, admirador del dictador fascista italiano Benito Mussolini, fundó el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), que en 1943 protagonizó un golpe de Estado que depuso a Ramón Castillo y procedió a transformar el movimiento sindical, debilitando la influencia que ejercían sobre él los partidos de izquierdas, para lo que promulgó nuevas leyes, reformó las existentes y creó nuevos sindicatos. Alcanzó popularidad entre las clases obreras, pero según crecía su poder —fue nombrado vicepresidente de la República además de ministro de la Guerra— aumentaba la oposición entre las Fuerzas Armadas. El 9 de octubre de 1945 fue obligado a dimitir de sus cargos, siendo detenido y encarcelado. La dimisión de Perón provocó una crisis de gobierno que fue resuelta el 17 de octubre, cuando sus seguidores sindicalistas, especialmente la Confederación General del Trabajo (CGT), lograron su puesta en libertad. Cuatro días más tarde, Perón, que era viudo, se casó con su compañera, María Eva Duarte, más conocida por el nombre de 'Evita'.

El General  Perón y Eva Duarte "Evita"

Tras una campaña electoral represiva y violenta, Perón fue elegido presidente en 1946, con el 56% de los votos. Creador de su propio movimiento, el peronismo, siguió políticas sindicalistas, nacionalistas y populistas, con la ayuda de su esposa, que pasó a ser un destacado miembro influyente, pero informal, de su gobierno. Sin embargo, a principios de la década de 1950 comenzaron a disminuir las ventajas de que gozaba la clase trabajadora de las ciudades. La muerte de Evita (1952), las dificultades económicas, la creciente agitación laboral y la excomunión de Perón por parte de la Iglesia católica debilitaron aún más su gobierno. Su derrocamiento a manos del Ejército, en 1955, fue reflejo del rechazo popular a su gobierno dictatorial. Sin embargo, durante sus 18 años de exilio, Perón contó con la adhesión de los sindicatos y su influencia en la política de Argentina, apoyando a sus seguidores en su intento por alcanzar el poder. Finalmente, se le permitió regresar a Argentina, una vez que los peronistas, agrupados en el Frente Justicialista de Liberación, vencieron en las elecciones presidenciales de 1973, y fue reelegido presidente, con su tercera esposa, María Estela Martínez de Perón, como vicepresidenta. Murió, en el ejercicio de ese cargo, el 1 de julio de 1974, sustituyéndole al frente de la presidencia su esposa.

Orígenes del peronismo - Cambios políticos y sociales

En la etapa comprendida entre 1943 y 1946 –iniciada por el golpe militar del 4 de junio– se produjeron importantes cambios en la situación política y social de nuestro país. En esos años se fueron acentuando las diferencias ideológicas y los enfrentamientos dentro de las Fuerzas Armadas.

Durante la presidencia del general Farell se fue consolidando dentro del gobierno un sector nacionalista del Ejército, liderado por el coronel Juan Domingo Perón. Este sector planteaba la necesidad de un desarrollo industrial independiente y la plena incorporación de los trabajadores en el sistema político.

Perón representaba a una línea más flexible y de mayor apertura ante los problemas sociales. La nueva Secretaría de Trabajo y Previsión –creada por iniciativa del coronel Perón– produjo cambios fundamentales respecto de los gobiernos anteriores, tendientes a establecer una relación más fluida con el movimiento abrero. Para lograr tal objetivo se sancionaron una serie de reformas en la legislación laboral. Las principales medidas fueron:

  • El Estatuto del Peón, que estableció un salario mínimo y procuró mejorar las condiciones de alimentación, vivienda y trabajo de los trabajadores rurales.
  • El establecimiento del seguro social y la jubilación que benefició a 2 millones de personas.
  • La creación de Tribunales de Trabajo, cuyas sentencias, en líneas generales, resultaron favorables a las demandas obreras.
  • La fijación de mejoras salariales y el establecimiento del aguinaldo para todos los trabajadores.
  • El reconocimiento de la asociaciones profesionales, con lo cual el sindicalismo obtuvo una mejora sustancial de su posición en el plano jurídico.

Las reformas continuaron en 1944. Estas reformas impulsadas por Perón trajeron como consecuencia un acercamiento político entre el Estado y el movimiento obrero. El apoyo a estos cambios provino de diferentes sectores del sindicalismo. Una gran parte de los viejos obreros –nucleados en los gremios conducidos por los sindicalistas revolucionarios y socialistas– y la casi totalidad de los nuevos obreros –sin una alineación política definida– se pronunciaron a favor de la nueva política social. Esto fue el inicio de la formación de un bloque social y político constituído por una gran parte de los trabajadores y sus organizaciones sindicales y un sector nacionalista del ejército. Al mismo tiempo que se iba constituyendo esta alianza, también crecía el descontento y la oposición de los terratenientes y de los grandes empresarios a la política social de Perón.

Los sectores aligárquicos que se beneficiaban del modelo agrario exportador comenzaban a agrupar sus fuerzas para resistir la política de reformas sociales. También se convertiría en el germen de otro bloque social y político, que agrupó a los terratenientes, grandes empresarios y a los sectores medios. Ante la profundización del enfrentamiento social entre las organizaciones obreras y empresariales, se aceleró el acercamiento político entre Perón y el sindicalismo. Además, Perón iba ganando coda vez más poder dentro del gobierno, llegando a ejercer simultaneamente la Secretaría de Trabajo, el Ministerio de Guerra y la Vicepresidencia.

El 17 de octubre

Ante la ofensiva de la oposición, la mayoría de los militares que integraban el gobierno de Farrell creyeron que era necesario deshacerse del sector político liderado por Perón, considerado el más irritante por la oposición y muy peligroso por su avance sobre distintas áreas del Estado. Para ello exigieron a Perón la renuncia a sus cargos y lo llevaron detenido a la isla Martín García.


Frente a estos hechos, la agitación creció en el seno del movimiento obrero. Entre los trabajadores existía la convicción de que la caída de Perón significaría el triunfo de los sectores capitalistas y la posibilidad de perder las conquistas sociales obtenidas. Por ello, el 17 de octubre de 1945, al conocerse la renuncia de Perón, los obreros comenzaron a movilizarse en distintos lugares del país. No sólo hubo paros y manifestaciones espontáneas, sino que muchos gremios –en el Gran Buenos Aires, Rosario, Tucumán– declararon en los hechos una huelga general, desbordando a la conducción de la CGT que la había convocado para el 18 de octubre. La movilización de las masas obreras consiguió la liberación de Perón y aseguró la continuidad de sus conquistas sociales.

El primer gobierno de Perón

La planificación económica del Estado procuró una mayor justicia social, a partir de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y alentar el desarrollo industrial reclamado por los empresarios. La política económica procuró una redistribución de la riqueza, ya que elevó el poder adquisitivo de los trabajadores, aumentando el nivel de empleo y los salarios.

La participación del sector asalariado (obrero-industrial) en la distribución del ingreso nacional creció entre 1944 y 1950, del 44,8% al 58%. Los salarios experimentaron un notable aumento, por lo que los trabajadores vieron crecer espectacularmente su nivel de vida. En 1944-1945, algunos sectores empresariales habían resistido a los aumentos de sueldo impuestos por Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, e incluso realizaron protestas en 1946. Pero a los pocos años adviertieron que esta nueva situación económica generaba un aumento en las ventas de sus productos y ampliaba el mercado interno.



Al mismo tiempo que se producían las transformaciones económicas, desde el Estado se impulsó una amplia legislación social que contribuyó al mejoramiento de las condiciones de vida del conjunto de los trabajadores. Así, se estableció el control estatal de los precios de los alquileres, se otorgaron nuevas viviendas a partir de planes populares de financiación, y se mejoraron las inversiones en salud y educación.

Industrialización, nacionalizaciones y política agraria

En la Argentina, a diferencia de los que ocurió en algunos países europeos, no hubo una burguesía industrial poderosa, capaz de liderar un proceso de industrialización. Fue el Estado el responsable de producir la modificación de la estructura productiva, impulsando un rápido crecimiento industrial y nacionalizando importantes sectores de la economía. Entre 1946 y 1950 el Estado fue asumiendo un rol de empresario, haciéndose cargo de diversas tareas que anteriormente correspondían a iniciativas del sector privado. 

En 1946 se nacionalizaron el Banco Central y los depósitos bancarios, permitiéndole al Estado controlar la política financiera del país y orientarla –a través del otorgamiento de créditos– hacia una política de incentivo de la actividad industrial. En su primer año de gobierno, el peronismo creó el IAPI –Instituto Argentino para la Producción de Cambio–. Con este organismo el Estado pasó a controlar el manejo del comercio exterior. El IAPI era quien fijaba los precios de las exportaciones agrícolas, regulaba las importaciones y resguardaba la producción nacional. Con el funcionamiento de este organismo como agente de comercialización, el Estado abstuvo un importante caudal de recursos, que derivó en parte hacia la actividad industrial, y en parte hacia la inversión local. Esta transferencia de ingresos del sector agrario al industrial provocó una importante oposición de los sectores terratenientes y de las empresas privadas vinculadas al comercio exterior, como Bunge y Born y Dreyfus.

De este modo, protegida por esta política económica, la actividad industrial –particularmente las pequeñas y medianas empresas productoras de bienes de consumo– creció a un ritmo sostenido durante algunos años.

Evita


María Eva Duarte de Perón (1919-1952), política y actriz argentina, segunda esposa de Juan Domingo Perón. Nacida en Los Toldos (Buenos Aires), inició su carrera artística a los 15 años de edad. Conoció a Perón en 1944, cuando era una conocida actriz de radionovelas, y se casó con él en 1945. Eva buscó apoyo para su marido durante la campaña presidencial, logrando con ello una gran popularidad personal. Tras la investidura presidencial de Juan Domingo Perón (1946), comenzó a desempeñar un papel muy activo en el gobierno, convirtiéndose en su enlace con los sindicatos, creando la Fundación de Ayuda Social Eva Perón y organizando la rama femenina del partido peronista.




 En 1949, 'Evita' (como se la llamaba cariñosamente) ya era la segunda figura más influyente de Argentina y la más querida por las clases trabajadoras, a las que llamaba los 'descamisados'. Aunque nunca llegó a ostentar un cargo oficial, en la práctica fue responsable de los ministerios de Sanidad y Trabajo. Adorada por sus seguidores, pertenecientes en su mayoría a las clases obreras, fue en cambio odiada por sus rivales, la elite tradicional, que se sintieron especialmente ofendidos cuando cortó las subvenciones gubernamentales a la Sociedad de Beneficencia. 

Trató de alcanzar la vicepresidencia en 1951, apoyada por la Confederación General del Trabajo (CGT) pero el Ejército la obligó a retirar su candidatura. Murió en Buenos Aires en 1952. El traslado de su cadáver a Italia y más tarde a Madrid (España) tras su secuestro por militares, hizo crecer su figura mítica dentro del pueblo argentino. En 1975, María Estela Martínez de Perón, la tercera esposa de Juan Domingo y entonces presidenta de Argentina, hizo trasladar los restos de Evita nuevamente a su país, pero este hecho fue ampliamente criticado por los sindicalistas peronistas al considerarlo una maniobra política.

Fundación "Eva Perón"

A principios de 1948, el gobierno decidió la disolución de la Sociedad de Beneficencia –dirijida por la mujeres de las familias más acomodadas– y en su reemplazo creó la Fundación Eva Perón, dirijida por la esposa del presidente de la Nación. El peronismo afirmaba que con esa decisión reemplazaba la beneficencia por la justicia social. Desde ese nuevo organismo se realizaron numerosas obras sociales, como la creación de hogares para niños y ansianos sin hogar, la construcción de hospitales, viviendad populares y la entrega de bienes de consumo como leche, pan y otros productos para los más necesitados. Los fondos del organismo provenían de donaciones particulares y de una disposición del Poder Ejecutivo, por la cual dos veces al año debían efectuarse aportes obligatorios, que los patrones descontaban de los sueldos de sus empleados. Esta disición generó una gran polémica con los opositores al gobierno debido al carácter compulsivo del aporte.





Voto Femenino

La llegada del peronismo al gobierno significó el advenimiento de nuevos sectores sociales a la escena política. Las masas obreras se incorporaron plenamente a la vida política, porque al ejercicio del sufragio le agregaron otras formas de participación: por medio de sus organizaciones se convirtieron en un factor que influyó sobre la decisiones del gobierno.

También pudieron participar por primera vez en la política nacional la mujeres, cuando en 1947 se consagró el derecho al voto femenino. Esta medida, impulsada principalmente por Eva Perón, fue la culminación de una larga lucha que habían iniciado los socialistas a principios de siglo.

Reforma Constitucional de 1949

Una de las reformas política más importantes realizadas por el peronismo fue la sanción de una nueva Constitución Nacional, en 1949. En ella se incorporaron los derechos sociales conquistados por el movimiento obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte. En el orden político se implantó la reelección presidencial y la instauración del voto directo en los comicios nacionales. La oposición resistió a la nueva Constitución porque consideraba que era el resultado del afán personalista de Perón, cuyo deseo excluyente era lograr la reelección presidencial. Además, los socialistas se quejaron porque entre los derechos de los trabajadores no figuraba el derecho de huelga, y los conservadores denunciaron el perfil excesivamente presidencialista de la reforma. Ésta finalmente fue aprobada y tuvo vigencia hasta la caída de Perón en 1955.

El derrocamiento de Perón "Revolución Libertadora"

Además de la crítica situación económica, durante el segundo gobierno de Perón se acentuaron los problemas políticos. Los partidos políticos opositores centraron sus críticas en las medidad económicas y en la dureza con que Perón trataba a quienes disentían de la política oficial. La Iglesia, que en un principio mantuvo buenas relaciones con el gobierno de Perón, se fue distanciando de él y, hacia 1954, pasó decididamente a integrar el bloque social y político antiperonista.

A comienzos de 1955, la actividad conspirativa de los sectores liberales y nacionalistas católicos dentro de las Fuerzas Armadas se había incrementado y era cada vez más reducido el número de militares aliados de Perón. Estos grupos de oficiales contaron con el apoyo de amplios sectores políticos (radicales, conservadores y socialistas). Se produjeron levantamientos contra el gobierno en diversas bases militares que culminaron el 16 de junio, con un bombardeo en horas del mediodía a la Plaza de Mayo –como saldo del ataque quedaron cientos de civiles heridos y muertos–. El gobierno logró detener el intento de golpe de Estado, pero la tensión política no cesó.



A partir de estos hechos se inició la cuenta regresiva para el gobierno de Perón. El bloque antiperonista se había ampliado y consolidado. El único sector social que parecía decidido a sostener a Perón era la clase obrera. Luego de las jornadas de junio, la CGT convocó por radio –en varias oportunidades– a los trabajadores, para que acudieran a defender al gobierno. Una multitud de trabajadores se reunió en Plaza de Mayo –el 31 de agosto de 1955– para escuchar lo que fue el último discurso de Perón, en el cual remarcó la necesidad de defender las conquistas populares a cualquier precio.

El 16 de septiembre, un nuevo alzamiento militar –se autodenominó "Revolución Libertadora"– encabezado por los generales Eduardo Lonardi, Pedro E. Aramburu y el almirante Isaac Rojas destituyó a Perón y estableció un gobierno provisional encabezado por el general Lonardi.

En las décadas siguientes el peronismo será proscrito, iniciando de esta forma un largo período de gobiernos semidemocráticos y militares que durarían hasta 1973. Ese año y en elecciones libres el peronismo, por amplia mayoría, volvió a ser gobierno por tercera vez desde su nacimiento en 1945. En 1976, un nuevo golpe de Estado interrumpió la democracia e instauró una dictadura militar.



Bibliografía


Félix Luna y otros, Colección "Historia de la Argentina", Diario CRÓNICA, Buenos Aires, 1994.
"Perón, Juan Domingo" Microsoft® Encarta® Encyclopedia®. © 1993-1996 Microsoft Corporation.
"Perón, María Eva Duharte de" Microsoft® Encarta® Encyclopedia®.
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M. Alonso, R. Elisalde y E. Velázquez, "Historia Argentina y el mundo contemporáneo", Ed. AIQUE, Buenos Aires, 1995.







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